No sé si quisiera muchos autos tras la carroza que llevará mis restos materia, los observaré desde el viento tratando de entender el dolor, un dolor inventado.
Sería mejor reir y celebrar, digo yo, ya que me voy, es mi turno, porque al fin vuelo sin lo que acongoja al ser humano, esos pensamiento llenos de soberbia y autoconvicción.
Y qué me pone feliz? Bueno todo lo que viví y superé, todo lo que aprendí y también lo que acepté al final ya sin condiciones, sin autoregañarme. Eso es amor y me pone feliz, me enamoré de mi porque era la única forma de creerme , aceptarme y autoconvencerme, nunca conocí a alguien más fuerte y sincero.
Fui la única que me creí tanto como yo misma.
Por eso voy feliz a ver si tengo suerte en esta muerte y en la próxima ruta encuentro un lugar para mi.
Y si despierto formateada, ojalá sea en un colibrí, uno común, que no llame la atención más que de los que lo quieran cuidar sin encerrar.
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