Es
de noche, tres serpientes gigantescas están enredadas entre sí, descontroladas y
malvadas atacan a la gente y a mi me evitan, protejo a mi hija e intento ayudar a mis
padres, entre la confusión, sangre y gritos desesperados de la gente veo a mi
madre y la empujo agresivamente por el barranco para salvar su
vida.
Una
serpiente quiere a mi hija, salto con mi niña entre mis brazos y caigo montaña
abajo, me golpeo cada vez que reboto contra la piedra y la tierra barrosa,
mis delgados brazos tratan de cubrir el pequeño cuerpo de mi hija para
amortiguar los golpes, la caída es interminable, por fin llego al plano,
descubro a mi madre con heridas leves, está bien.
Dejo
a mi hija en buenas manos entonces y subo a buscar a mi padre, ocupo mis manos y pies para correr más fuerte, me acompañan un
jabalí y un ave rastrera, llego al lugar donde solo hay vestigios de la
catástrofe, grito desesperada, las personas lloran
desconsoladamente, les pregunto por mi papá, un hombre de unos sesenta años, trigueño,
¿Alguien lo ha visto? ¿Alguien sabe de él?, ¿Vieron cuanta gente fue víctima de las
serpientes?, Qué es lo que saben!!!
De
pronto entre los arbustos aparece mi papito, con sus ropas como harapos, lleno
de tierra y bien despeinado, pero entero, voy hacia él y lo abrazo con una
intensidad indescriptible, lloro abrazándolo, él aun en estado de shock, yo no
lo suelto y le digo entre mi emoción y angustia, - Estamos todos bien, vámonos
de acá-
Mi
papá mira hacia atrás y dice - Y el asadito?-
Yo me reí, él tampoco le teme a las serpientes, pero luego de mi sonrisa se larga a llorar y abrazados seguimos llorando hasta que desperté por las lágrimas que inundaban mi rostro.
Yo me reí, él tampoco le teme a las serpientes, pero luego de mi sonrisa se larga a llorar y abrazados seguimos llorando hasta que desperté por las lágrimas que inundaban mi rostro.
25-abril- 2012
1 comentario:
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