jueves, 9 de julio de 2020

La Maestría

En el ámbito profesional, me acerqué a muchos personajes varones pensando que eran maestros y me guiarían en los intereses que quería desarrollar, ingenuamente ofrecía mis servicios como editora o lo que pudiera yo aportar a cambio de sabiduría,  pero lamentablemente sólo eran hombres.
Los reales maestros que he conocido nunca los busqué, encuentros casuales que se han dado más por pasión de aventura que por la necesidad técnica de aprendizaje.
Lo que me hace hoy pensar que tal vez debí seguir mi camino libre sin estructura establecida y programada, cargando y alimentando mi existencia con seres menos atados a la sociedad y sus matices.

El sexo, la gula, codicia, envidia, mentira son elementos adictivos para quienes viven constantemente en la carrera, una carrera que nunca ganarán porque no se gana, se obtiene.

Es difícil pensar así y seguir amarrada al sistema viviendo feliz,  es porque tengo una hija creciendo, pero es tan grande esta madeja a nivel mundial que se puede, puedes abstraerte y desde un costado ver como las cosas pasan y entender el sentido de tu propia existencia al menos, hacerlo evidente a mi hija me entrega una permanente armonía.

Ella debe volar con alas mejor diseñadas y más firmes.

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