martes, 13 de agosto de 2019

Cepillo dental eléctrico.

Un buen día pasaba yo por el pasillo del supermeracado cuando fui abordada por una señorita que promocionaba cepillos dentales eléctricos, ella muy gentil me presentó el producto y comenzó a hacer su trabajo enumerando las virtudes del objeto en si.
Esperé que terminara su discurso y le plantié con mucho respeto que no me interesaba porque desde mi punto de vista era una comodidad innecesaria, que para mi es indispensable sentir como manipulo el cepillo de un lado a otro y hacer el trabajo yo, le expliqué que tengo una hija y que es fundamental para mi enseñarle cómo asearse la boca manualmente, con su voluntad y búsqueda, como muchas otras cosas en la vida.
La mujer me escuchó absorta y luego re convencida dijo: - Les voy a quitar estos cepillos a mis hijos.-

FIN


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