El paisaje es maravillosamente variado, árboles acariciados por el viento habían quedado ladeados saludándome, cañones de piedras como muros magníficos, me asomo a la cima de una de estas cuencas enormes, abajo en la base diviso una circunferencia casi perfecta, me pregunto si serán cráteres gigantes.
En el fondo hay arena con grandes dibujos formados por la erosión, el fuerte viento hace golpear hilos de mi cabello en el rostro, se me ocurre que alguna vez ahí entró el mar para luego tras un remolino desaparecer dejando esas formas espirales en la arena. Algo brilla allá abajo, piedras que brillan, me atraen.
Comienzo a escalar unos escarpados picos de piedra, lava petrificada, sus huecos facilitan mi trepar, me siento fatigada, pero al no traer cuerda de seguridad no tengo posibilidad de reposo vertical.
En la medida que bajo voy visualizando que se trata de cristales de cuarzo, celeste-azules, apuro mi escalada y ya a una distancia suficiente me lanzo a la blanda arena, caigo con ambos pies y me agacho de inmediato con el impulso de la caída,( alguna vez siendo infante lo aprendí en kung fu). Mis ojos no han quitado la mira de uno de los cristales que al fin tomo, grande muy grande, de un intenso celeste que se volvía azul en ciertos ángulos perfectos, su fría temperatura quema mi mano pero lo conservo.
Escucho que mi perro me llama con un ladrido, levanto la vista y encuentro la manada de caballos observándome desde un lugar plano, Congo, mi perro, junto a ellos con actitud de cómplice, como si él se hubiese encargado de comunicarles que esta ser humano es inofensiva para ellos, me alegro y camino hacia la planicie donde me esperan, pero la arena comienza a ceder, trato de saltar a un lugar más sólido, mi cuerpo está viejo, no alcanzo y la arena se quiebra bajo mis pies, caigo al agua congelada, de un color celeste-azul, siento el frío.
La plumas de mi parka se convierten en granizo, no soy capaz de arrancar de mis pies los antiguos zapatos de trekking como aprendí alguna vez en un curso de subsistencia, estoy cansada.
-"No voy a llegar"- Pienso mientras una anestesia invade mi cuerpo y lo vuelve pesado, lento.
En la medida que bajo voy visualizando que se trata de cristales de cuarzo, celeste-azules, apuro mi escalada y ya a una distancia suficiente me lanzo a la blanda arena, caigo con ambos pies y me agacho de inmediato con el impulso de la caída,( alguna vez siendo infante lo aprendí en kung fu). Mis ojos no han quitado la mira de uno de los cristales que al fin tomo, grande muy grande, de un intenso celeste que se volvía azul en ciertos ángulos perfectos, su fría temperatura quema mi mano pero lo conservo.
Escucho que mi perro me llama con un ladrido, levanto la vista y encuentro la manada de caballos observándome desde un lugar plano, Congo, mi perro, junto a ellos con actitud de cómplice, como si él se hubiese encargado de comunicarles que esta ser humano es inofensiva para ellos, me alegro y camino hacia la planicie donde me esperan, pero la arena comienza a ceder, trato de saltar a un lugar más sólido, mi cuerpo está viejo, no alcanzo y la arena se quiebra bajo mis pies, caigo al agua congelada, de un color celeste-azul, siento el frío.
La plumas de mi parka se convierten en granizo, no soy capaz de arrancar de mis pies los antiguos zapatos de trekking como aprendí alguna vez en un curso de subsistencia, estoy cansada.
-"No voy a llegar"- Pienso mientras una anestesia invade mi cuerpo y lo vuelve pesado, lento.
En mi mano el cristal se desintegra en el agua, -"Era hielo"- Descubro asombrada mientras me entrego al peso de mis zapatos que dirigen mi cuerpo hacia las profundidades.
No cierro los ojos por que quiero ver el agua azul y pura.
-"¿Será un glaciar? ... Voy a morir "-. Vienen ideas y se van diluyéndo lentamente como mi ritmo cardíaco, vacío, tranquilidad...
-"¿Será un glaciar? ... Voy a morir "-. Vienen ideas y se van diluyéndo lentamente como mi ritmo cardíaco, vacío, tranquilidad...
De pronto una ráfaga de pensamientos;
-" Fuerte mi hija, cumplirá sus propias metas y será feliz, siempre la guiaré en sus sueños, ella sabe".
-"Averiguaré el verdadero apellido de mi bisabuelo materno, el judío, al fin sabré de donde huyó y descubriré el motivo de su silencio implacable para su descendencia. Indagaré con mi trastatarabuela paterna, la Diaguita, que se enamoró de mi trastatarabuelo polaco y me narren su terrible historia de amor".
-"Averiguaré el verdadero apellido de mi bisabuelo materno, el judío, al fin sabré de donde huyó y descubriré el motivo de su silencio implacable para su descendencia. Indagaré con mi trastatarabuela paterna, la Diaguita, que se enamoró de mi trastatarabuelo polaco y me narren su terrible historia de amor".
Algo ensombrece mis pensamientos retorciendo mi corazón, es el amor hacia mi hermana. -"Ojalá se sobreponga pronto a esta ausencia"-
El agua azul profundo comienza a emitir ruidos subterráneos, diviso burbujas llenas de aire de gran tamaño que vienen desde la oscuridad del fondo y pasan por los costados hacia la superficie desplazando mi cuerpo de un lado a otro -¨Algo viene¨-.
Despierto porque mi casa se remece, la tierra está temblando.
Fin
Despierto porque mi casa se remece, la tierra está temblando.
Fin
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