sábado, 16 de enero de 2021

Ha muerto mi tía.

Este año los damascos se pudren en el suelo, ha muerto mi tía amada, la que los convertía en mermelada.

No los voy a recoger,  será para siempre mi rebeldía, una forma ingenua de devolver esto, al no entender porqué ha partido mi tía.

Y descubro tanto llanto y contención que se va con su escuchar y no vuelve, no está más,  y la escucho susurrar, “Así es la vida Carol quin, tu lo sabes mejor que nadie, ese equilibrio entre dulce y agráz”

Corazón desgarrado, me falta aquel dulce para siempre.

Quizá cuanto tiempo tome aprender a vivir sin ese cariño en un abrazo, ese espacio de latidos verdaderos, ese instante sin disfraz, un ser humano en mi ADN, un valor fundamental.

Te amo siempre tía Ceci.


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