miércoles, 21 de agosto de 2019

Sueño dentro del sueño.

Desperté dentro del sueño, esta vez me despertó el jadeo de un perro, cuando abrí los ojos la luz era tan brillante que tomé un tiempo en adaptar la retina ocular. Incliné mi rostro hacia el sonido y me impresionó ver un lobo blanco viejo echado a un costado mío, me miraba, ojos amarillos, tenía calor y por esa razón jadeaba mientras al parecer, cuidaba mi sueño. Lo saludé como a todos los perros que veo, era una habitación con ventanales en ambos muros y se veía el paisaje más hermoso que jamás mi cerebro ha inventado:
Estábamos en altura y a lo lejos abajo, el mar color cyan hermoso y olas de las dimensiones de Teahupoo, un poco antes unas formaciones rocosas redondeadas del color anaranjado del Sahara, todo muy saturado, colores radiantes.
Hacia el otro lado la selva, nuestra exquisita pero nunca valorada selva, alcancé a distinguir el sonido de los tucanes.
Entonces traté de levantarme y al ponerme de pie entró a la habitación un hombre oriental vestido de blanco, tenía el pelo largo. Caí de rodillas y nuevamente entró el brillo intenso en mis ojos y sentía como me desvanecía y le dije que no podía ver, que me estaba encandilando. Me advirtió que no porfíe más y que vuelva a mi sueño.
Hice todo lo que pude por volver a ver o ¨integrarme¨ y desperté en mi hogar.

FIN

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